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Enseñar un cuadro tiene que ser sinónimo de libertad.
Un momento en el que cada niño y cada niña sientan que
pueden expresarse libremente y en el que sus palabras
sean valoradas e importantes. “Exprimir” un cuadro es
la actividad perfecta para conocer a nuestros niños y niñas.
Esta es la propuesta
1
Se dice a los alumnos que cuando estamos con los ojos
cerrados podemos ver imágenes como si estuviéramos
soñando o viendo la televisión.
2
Se les pide que cierren los ojos y, como si fuera un cuento,
se les describe uno de los cuadros del libro, para que
ellos imaginen todo lo que escuchan.
3
Una vez que abran los ojos, les enseñaremos el cuadro
y activaremos su interés con preguntas sencillas:
¿Qué colores ves?
¿Qué cosas ves en el cuadro?
¿Cuál es tu fragmento preferido?
¿Qué te imaginas que puede ser?
Si se trata de un personaje, ¿está enfadado o contento?
¿Te da miedo?
(Puedes introducir cualquier otro sentimiento).
¿Qué pasa dentro del cuadro?
¿Te gustaría ser así?
¿Conoces a alguien parecido?
... Y todas las que se te ocurran.
4
Finalmente se les pregunta:
¿Habías imaginado así el cuadro?
El poder del arte es evocador y muy potente.
Nos vamos a servir de este poder
para desarrollar el “músculo” de la imaginación.
2
idea Imaginar
Imaginar cómo va a ser un cuadro antes de verlo
El carnaval del arlequín
La masía