We use cookies to enhance your experience on our website. By continuing to use our website, you are agreeing to our use of cookies. You can change your cookie settings at any time. Find out more Alan Turing – Diversidad e inclusión

Alan Turing

Alan Turing fue una de las mentes más brillantes de su generación. Su nombre puede ser recordado por muchas hazañas, pero ¿cuántos conocen que la Segunda Guerra Mundial pudo acortarse dos años gracias a su trabajo en el descifrado de la máquina Enigma, utilizada por los nazis, y salvar con ello alrededor de catorce millones de vidas? ¿Y cómo es posible que alguien así viviera un auténtico infierno personal y tuviera un final tan triste e injusto?

La vida de Turing ha sido objeto de distintas manifestaciones artísticas, desde cine, literatura, música y teatro. Recientemente hemos podido ver en las tablas españolas La máquina de Turing, adaptación de la obra Breaking the code de Hugh Whitemore dirigida por Claudio Tolcahir y protagonizada por Daniel Grao y Carlos Serrano. Hemos tenido la suerte de que Daniel nos conceda una entrevista en la que hemos podido conocer sus impresiones tras haber encarnado a un personaje tan rico y exigente como Turing.

Perfil biográfico

Cartel la máquina de Turing

Maida Vale (Londres), 23 de junio de 1912-Wilmslow, 7 de junio de 1954. Alan Mathison Turing fue un matemático, lógico, informático teórico, criptógrafo, filósofo y biólogo teórico que vivió durante la primera mitad del siglo XX.

Está considerado como uno de los padres de la computación, y precursor de la informática tal y como la conocemos hoy día. Sus avances en el concepto de algoritmo computacional, ejemplificados en la máquina de Turing; o en la inteligencia artificial, plasmados en la prueba de Turing, dan una idea del legado tan inmenso que nos dejó, y que es imposible describir en unas pocas líneas.

Pero nos interesa sobre todo abordar su dimensión humana, la que le hace merecedor de ser uno de nuestros personajes en la sombra. A pesar de la importancia de su labor, su carrera fue bruscamente frenada. Turing padeció los rigores de una sociedad homófoba, hasta tal punto de que fue acusado de “indecencia grave y perversión sexual” al reconocer su homosexualidad, el mismo delito por el que fue acusado Oscar Wilde cincuenta años antes. Turing no creyó que tuviera que disculparse, por lo que no se defendió de los cargos y fue condenado. Para evitar la cárcel accedió a someterse a la castración química mediante inyecciones de estrógenos que le causaron graves consecuencias físicas y psicológicas. Dos años más tarde falleció envenenado por cianuro en lo que a todas vistas pareció un suicidio, pero que no se llegó a esclarecer.

Su legado fue silenciado durante décadas. Gordon Brown, en 2009, emitió un comunicado pidiendo disculpas en nombre del gobierno británico por el trato dado a Turing, pero David Cameron denegó el indulto póstumo en 2012. Y no fue hasta 2013, por orden expresa de Isabel II, cuando al fin se le concedió el indulto y la exoneración de toda culpa.

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