Página 9 - GuEl chocolate

Versión de HTML Básico

9
DATOS PARA NIÑOS CURIOSOS
La lengua está cubierta por miles de bultitos que llamamos papilas gustativas. Una persona adulta tiene
hasta ocho mil y nos sirven para distinguir cinco tipos de sabores: dulce, salado, amargo, ácido y "umami".
Este último es un sabor descubierto recientemente, muy intenso, que nos hace salivar. Lo notamos cuando
comemos espárragos, jamón serrano o queso curado.
Si nos quemamos la lengua no pasa nada, porque las papilas gustativas se regeneran cada dos semanas.
Eso sí, a medida que nos hacemos mayores, algunas ya no se regeneran. Por eso, un anciano y un niño
pueden saborear un mismo alimento de manera diferente.
Antes se pensaba que cada zona de la lengua detectaba un sabor diferente. Sin embargo, nuevos estudios
han demostrado que esto no es del todo cierto. Las papilas gustativas de cada sabor están muy repartidas,
así que, en realidad, saboreamos por toda la lengua.
EL EXPERIMENTO
El juego de los sabores
Elijamos a cinco voluntarios. Tapémosles los ojos con un pañuelo. El juego consiste en darles a probar
diferentes alimentos a ciegas. Tienen que adivinar de qué se trata guiándose por los sentidos del gusto
y del olfato.
El resto de niños los rodean y van eligiendo qué productos les dan a probar.
Es preciso que la selección de alimentos ofrezca sabores diferentes para crear más confusión. Por ejemplo:
Sabor ácido: limón, naranja, yogur, vinagre, tomate, manzana…
Sabor salado: queso,
chips,
galletas saladas, conservas…
Sabor dulce: mermelada, chocolate, azúcar, miel, plátano, pera madura…
Sabor amargo: chocolate puro, café, piel de limón o de naranja, escarola, berenjena, calabacín…
Sabor "umami": espárragos, jamón serrano, champiñones, carne, queso curado…
A continuación, escojamos tres nuevos voluntarios y tapémosles los ojos y, esta vez, también la nariz.
Sin que ellos lo sepan, les daremos a probar pedazos pequeños de manzana y de patata. Tienen que
describir su textura e identificar su sabor sin dejar de taparse la nariz con los dedos.
La explicación
Sin el olfato resulta difícil distinguir los trocitos de manzana de los de patata. La nariz y la boca están
conectadas a través de un conducto, la faringe. Eso significa que comemos y olemos al mismo tiempo,
porque al masticar las partículas olorosas de los alimentos suben hasta las fosas nasales. La lengua nos
permite diferenciar los sabores, pero para distinguir bien los alimentos necesitamos combinar
esta información con la que recibimos del olfato y de la vista.