Página 5 - Guía padres y profesores Niebla

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3. Enseñamos con el ejemplo
Los adultos somos el referente de los niños más directo durante un gran número de horas al día, somos
quienes podemos alabar una conducta y señalar la necesidad de resolver otras muchas. Así que nuestro
ejemplo a la hora de cooperar y compartir se hace indispensable.
Sugerencia:
tener un “objeto preciado” —una pequeña bola de cristal o una figurita—
que prestemos para que lleven a casa en momentos muy determinados y especiales. Así, también
ellos se sentirán muy especiales ese día.
4. Propiciamos la situación
Si diariamente nos encontramos con situaciones en las que compartir se convierte en algo divertido
y entretenido no hará falta explicar sus beneficios. Ellos mismos reclamarán estas actividades y se
entregarán a ellas con alegría.
Plantear pequeños retos para que cada uno aporte su capacidad, respetar turnos o ensamblar
diferentes piezas puede ayudarnos en nuestra labor.
Sugerencia:
plantar juntos semillas o hierbas aromáticas, y establecer turnos para sus cuidados
posteriores. También podemos completar puzles, teniendo cada uno un número determinado
de piezas, de modo que sea necesaria la colaboración de todos para terminarlo.
5. ¿Qué temes si compartes?
Como adultos, entendemos que debemos compartir, pero ¿todo? A veces, también nos cuesta…
Pongámonos en la piel de nuestros niños. ¿Cuáles pueden ser las razones que los impulsan a no querer
prestar el osito de peluche o el tren rojo que siempre llevan a clase? ¿Temen que nunca puedan volver
a abrazarlos? ¿Sienten que un trocito de su alma se va con ellos? Son objetos y como tales tienen
una historia detrás que los acompaña, quizá el oso sea el que le trajo su abuelo de aquel viaje o…
Si investigamos y verbalizamos lo que está ocurriendo en realidad, todo será mucho más fácil.
6. Resolvemos los conflictos
Escuchamos a todas las partes, empatizamos y buscamos la mejor solución entre todos.
Sugerencia:
si el objeto de la pugna es un juguete o un libro altamente codiciado,
podemos plantear entre todos un calendario de turnos de uso y disfrute.
7. Somos responsables, vamos creciendo
En ocasiones, a niños y niñas les cuesta compartir y comprender a sus compañeros porque todavía
están aprendiendo a comportarse como grupo. Quizá la programación dentro del aula de responsables
de diferentes actividades pueda ayudar a que se sientan reforzados como clase. Debemos establecer
qué servicios a la comunidad son necesarios: responsables de los baberos, del jabón, de “recados”…
y de todo lo que nos haga falta. Todas esas responsabilidades rotarán quincenalmente y cada persona
pasará por todas ellas.
Sugerencia:
un calendario de responsables en un lugar visible del aula nos mostrará
quién está al cargo de cada servicio.