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              3. Mis pequeños triunfos
            
            
              Una vez que hemos identificado los miedos que
            
            
              nos asaltan, pasaremos a plantarles cara.
            
            
              Entre todos pensaremos pequeños
            
            
              pasitos que semanalmente nos
            
            
              ayudarán a mantenerlos
            
            
              a raya.
            
            
              Crearemos un sencillo
            
            
              cuadernillo ilustrado en
            
            
              el que ir dibujando las distintas escenas.
            
            
              
                Desarrollo:
              
            
            
              el librillo se elaborará con diez hojas unidas, con portada y contraportada, en las que
            
            
              aparecerán los “grandes y pequeños pasos” que compondrán nuestro cuaderno de bitácora.
            
            
              La estructura será siempre la misma. Comenzaremos con la frase: “Tengo miedo a...” y, a continuación,
            
            
              recogeremos las opiniones y sugerencias de la clase para combatir ese miedo, desde las más locas
            
            
              a las más sencillas. Se trata de dejar volar la imaginación y que entre todos pongamos voz a todo
            
            
              aquello que nos atemoriza.
            
            
              
                Tiempo de realización:
              
            
            
              diez minutos por cada sesión que sea necesaria.
            
            
              
                Objetivo:
              
            
            
              estimular el hecho de afrontar los temores de forma gradual y elogiar las conductas
            
            
              de crecimiento personal.
            
            
              4. ¿Una reconfortante compañía?
            
            
              
                ¿Te has fijado en el pequeño zorrito que acompaña en sus sueños a Qanik y a su hermana? ¿Tienes
              
            
            
              
                tú alguno parecido en casa? ¿Y si creamos uno entre todos para que nos reconforte en los momentos
              
            
            
              
                críticos y nos acompañe en los de alegría?
              
            
            
              Os proponemos la realización de cinco pequeños muñecos de trapo que iremos completando de casa
            
            
              en casa.
            
            
              
                Desarrollo:
              
            
            
              en primer lugar, dibujaremos en la pizarra la silueta de cada una de nuestras mascotas
            
            
              a tamaño grande, siguiendo las indicaciones de toda la clase.
            
            
              
                —
              
            
            
              
                ¿Le ponemos un cuerpo redondo?
              
            
            
              
                —
              
            
            
              
                ¿Y una cabeza pequeña?
              
            
            
              
                —
              
            
            
              
                ¿Y largas orejas para escuchar todo lo que tenemos que contarle?
              
            
            
              
                —
              
            
            
              
                ¿Hacemos la Foca, el Oso Polar y la Morsa? ¿Y a Qanik y a Sialuka?
              
            
            
              Serán figuras esquemáticas, que más tarde
            
            
              copiaremos sobre fieltro a dos caras. Luego,
            
            
              las futuras mascotas irán de casa en casa.
            
            
              La primera familia les pegará los ojos; la
            
            
              segunda les pintará una boca risueña…
            
            
              y así sucesivamente, hasta que la
            
            
              última familia las cosa, uniendo
            
            
              ambas partes, y las rellene
            
            
              con algodón.