Alumno - page 19

4. El teatro europeo del siglo
xvii
61
Análisis de textos
6.
Escucha atentamente el fragmento I de
Mac­beth.
¿En qué situación se encuentran los personajes?
¿Qué le reprocha Lady Macbeth a su esposo?
¿Qué trama para que no sean acusados del crimen?
7.
¿Qué visión del mundo se desprende del texto II?
8.
Analiza los recursos estilísticos en ambos fragmentos.
9.
Escritores posteriores se han basado en versos de
Shakespeare para dar título a sus obras. Averigua
quiénes son los autores de
Corazón tan blanco
y
El
ruido y la furia.
10.
Escucha el acto I de la primera parte de
Enrique IV
y redacta una caracterización de Falstaff a partir de
las palabras del príncipe Hal.
11.
Lee el segundo fragmento de la misma obra.
¿Por
qué repudia el rey a su antiguo mentor?
Primera parte, acto I, escena II
F
alstaff
.
—Bueno, Hal, ¿qué hora es ya, muchacho?
P
ríncipe
H
al
.—Estás tan atontado de beber vino, desabrocharte
después de comer y dormir la siesta en los bancos, que no sabes
preguntar lo que de verdad quieres saber. ¿Qué diablos te preo­
cupa a ti la hora? Salvo que las horas fuesen copas de jerez, los
minutos capones, los relojes lenguas de alcahuetas, los relojes
de sol anuncios de burdeles y hasta el sol bendito una moza des­
lumbrante vestida de rojo tafetán, no veo por qué te molestas
en preguntar la hora que es.
F
alstaff
.
—Hal, has dado en el quid, pues los que robamos bolsas nos
guiamos por la luna y las siete estrellas, no por Febo
1
, ese hermoso
caballero andante. Anda, pillete, cuando seas rey, Dios salve tu
Gracia, mejor dicho, a Tu Majestad, pues la gracia no irá contigo.
Segunda parte, acto V, escena V
F
alstaff
.
—¡Dios te guarde, rey Hal, mi rey Hal!
[…]
¡Mi rey, mi
Júpiter! Te hablo a ti, amigo del alma.
R
ey
H
al
.—No te conozco, anciano; vete a rezar. ¡Qué mal sientan
las canas a un bufón! Soñé con tal hombre mucho tiempo. Tan
hinchado, tan viejo y malhablado, mas, ya despierto, el sueño
me repugna. Desde hoy mengua el cuerpo y aumenta la virtud,
deja de atracarte y piensa que la tumba se abre para ti tres veces
más que para otros. No me respondas con ninguna bufonada,
no imagines que soy ahora el que he sido, pues Dios sabe, y el mun­
do lo verá, que ya he repudiado al que antes fui y que lo haré con
mis antiguas compañías. Cuando oigas que soy como era antes,
acércate y serás como tú fuiste el maestro y nutridor de mis desór­
denes. Hasta entonces te destierro, bajo pena capital, lo mismo
que a mis otros corruptores, a diez millas de distancia de tu rey.
Os daré lo necesario para que viváis sin que la pobreza os lleve al
mal y, cuando sepa que os habéis reformado, seréis favorecidos
según vuestra aptitud y vuestros méritos. Milord, encargaos de
que tengan cumplimiento mis palabras.
William
S
hakespeare
Enrique IV,
Espasa Calpe
1
Febo:
apodo del dios del sol en la mitología latina.
El ruido y la furia
I
M
acbeth
.
—No voy a volver: me asusta pensar en lo que he hecho.
No me atrevo a volver.
L
ady
M
acbeth
.—
¡Débil de ánimo! Dame los puñales. Los durmien­
tes y los muertos son como retratos; solo el ojo de un niño teme
ver un diablo en pintura. Si aún sangra, les untaré la cara a los
criados para que parezca su crimen.
(Sale. Llaman a la puerta dentro).
M
acbeth
.
—¿Dónde llaman? ¿Qué me ocurre, que todo ruido me
espanta? ¿Qué manos son estas? ¡Ah, me arrancan los ojos!
¿Me lavará esta sangre de la mano todo el océano de Neptuno?
No, antes esta mano arrebolará el mar innumerable, volviendo
rojas las aguas.
(Entra L
ady
M
acbeth
).
L
ady
M
acbeth
.—
Mis manos tienen tu color, pero me avergonzaría
llevar un corazón tan pálido.
II
M
acbeth
.
—Ya casi he olvidado el sabor del miedo. Hubo un tiempo
en que el sentido se me helaba al oír un chillido en la noche,
y mi melena se erizaba ante un cuento aterrador cual si en ella
hubiera vida. Me he saciado de espantos, y el horror, compañero
de mi mente homicida, no me asusta.
(Entra S
eyton
).
¿Por qué
esos gritos?
S
eyton
.—Mi señor, la reina ha muerto.
M
acbeth
.
—Había de morir tarde o temprano; alguna vez vendría
tal noticia. Mañana, y mañana, y mañana se arrastra con paso
mezquino día tras día hasta la sílaba final del tiempo escrito,
y la luz de todo nuestro ayer guio a los bobos hacia el polvo de
la muerte. ¡Apágate, breve llama! La vida es una sombra que
camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea
y nunca más se le oye. Es un cuento que cuenta un idiota, lleno
de ruido y de furia, que no significa nada.
William
S
hakespeare
Macbeth,
Espasa Calpe
Macbeth. Enrique IV
TEXTOS DE SHAKESPEARE
Fotograma de
Campanadas a medianoche (Falstaff),
de Orson
Welles (1965).
Filme basado en la obra
Enrique IV.
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