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Bloque I
. La literatura de la Antigüedad al siglo
xvii
3.4.
Temas e ideología
Shakespeare es el dramaturgo total, que refleja en sus obras todos los temas, con-
flictos y pulsiones humanas. En sus tragedias —y en algunas comedias— predomina
una
visión pesimista, desengañada,
de la realidad y de la condición humana:
❚
Los tópicos del
mundo como teatro
o de la
vida como sueño,
así como la pre-
sencia recurrente de
estructuras metateatrales
(por ejemplo, el teatro dentro
del teatro en
Hamlet, El sueño de una noche de verano
o
La tempestad
) subrayan
la
fugacidad
e
inconsistencia
de lo real:
Todo se disipará, e igual que se ha esfumado mi etérea función, no quedará ni
polvo. Somos de la misma sustancia que los sueños, y nuestra breve vida culmina
en un dormir.
La tempestad,
acto IV, escena I
❚
La existencia, gobernada por
pasiones incontrolables,
se concibe como una
sucesión caótica de acontecimientos, en la que la
muerte
y el
sufrimiento
son
omnipresentes y arbitrarios:
Ahora sé que somos para los dioses como las moscas para los niños: nos matan
por diversión.
El rey Lear,
acto IV, escena I
3.5.
Caracterización formal
Desde una perspectiva formal, la producción dramática de Shakespeare presenta
rasgos singulares.
Fuentes
La tempestad, El sueño de una noche
de verano y Las alegres comadres de
Windsor son los tres únicos dramas de
Shakespeare cuyo argumento es original.
En el resto, el autor recurre a diversas
fuentes escritas:
❚
Las tragedias romanas se inspiran
en
textos latinos
de la Antigüedad,
como Vidas paralelas, de Plutarco
(siglo
I
), una colección de biografías
de grandes personajes de las que se
pretende extraer una lección moral.
❚
Los dramas históricos y Macbeth o El
rey Lear se basan en
crónicas
de
historiadores británicos.
Rasgos de las obras de Shakespeare
Hada,
por S. Anderson (siglo
xix
).
Construcción dramática
Tanto los dramas como las tragedias o las comedias
de Shakespeare presentan una estructura en
cinco
actos,
frente a los tres actos característicos del teatro
español del Siglo de Oro.
Importancia de los monólogos
Esta modalidad del texto dramático permite ahondar
en la psicología y los conflictos íntimos de los perso-
najes. Los monólogos se caracterizan por su
densidad
ideológica
y
elaboración estilística.
Alternancia de prosa y verso
Aunque no existe un criterio inequívoco
para el uso de una u otra modalidad,
pueden identificarse ciertas constantes;
así, los monólogos graves están escritos
en verso, mientras que los personajes
cómicos o de baja extracción hablan en
prosa.
En los pasajes en verso, predomina el
verso blanco
(sin rima) con cierta pre-
ferencia por el denominado
pentámetro
yámbico,
formado por cinco pies, cada
uno de los cuales consta de una sílaba
no acentuada y otra acentuada, con una
sílaba átona opcional como cierre:
To sleep —perchance to dream. Ay there’s
the rub.
Hamlet,
acto III, v. 6
Ruptura de la regla de las tres
unidades
La acción incorpora
tramas secundarias
(por ejemplo, en El rey Lear, la de Gloster,
Edmund y Edgar) y puede desarrollarse
en
diferentes lugares
(Antonio y Cleopa-
tra, en Alejandría, Roma y una galera cer-
ca de Nápoles) y
lapsos variables
(entre
los actos III y IV de Cuento de invierno
transcurren dieciséis años). Solo La tem-
pestad cumple escrupulosamente con las
unidades de tiempo y lugar.
Variedad de registros
Esta característica es consecuencia de la
mezcla
de lo trágico y lo cómico.
Incluso en las tragedias
(Hamlet, Otelo o El rey Lear) aparece el
clown
o
bufón,
que llama a las cosas por su nombre y canta
las verdades a los poderosos.
La tempestad
(1916), por J. W. Waterhouse.