7. El sentido de la existencia humana
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3.
La antropología durante la Edad Media
El sentimiento de autonomía fomentado por epicúreos y estoicos duró poco. Duran-
te toda la Edad Media, la idea de Dios se convirtió en clave y punto de referencia
desde donde intentar comprendernos a nosotros mismos. Para la filosofía, el ser
humano fue primero ciudadano, después —por un corto período de tiempo— indi-
viduo y, a partir de ahora y durante casi un milenio, hijo de Dios.
3.1.
Agustín de Hipona
El pensamiento filosófico de san Agustín es, en su totalidad, una reflexión sobre
el ser humano. En cierto sentido, se lo puede considerar como el precedente más
directo de la antropología filosófica actual.
Su propuesta parte de planteamientos similares a los de Sócrates: es necesario
comprender al ser humano desde su interioridad, pero con un objetivo distinto
que se basa en comprender primero la Creación para poder, después, acercarse
al creador.
En su obra
Confesiones
habla de un ser humano desgarrado por un combate interno
entre la voluntad que, por una parte, se resiste a la fe y desea disfrutar de los place-
res mundanos y, por otra, está deseosa de comprender a Dios para poder creer. La
filosofía griega desconoce por completo este conflicto de la propia voluntad provo-
cado por el sentimiento religioso.
En cuanto a la concepción general del ser humano, san Agustín coincide con Pla-
tón en que el alma se sirve temporalmente de un cuerpo. Sin embargo, la noción
de alma y, sobre todo, la de cuerpo adquieren nuevos significados debido a la
influencia de la doctrina de la Creación y la Resurrección.
El alma es una imagen de la Trinidad divina. Dios es una única naturaleza y tres
personas. Del mismo modo, el alma humana es una, pero tiene tres facultades:
me-
moria, entendimiento
y
voluntad.
El cuerpo también es obra de Dios. Además, la
inmortalidad que promete la salvación cristiana no es solo la del alma, puesto que
para los cristianos Jesucristo resucita también en cuerpo.
La conversión de san Agustín,
obra de Fra Angélico. San Agustín afirmaba que, al conocernos a noso-
tros mismos, nos reconocemos como imágenes de Dios.
EL PERSONAJE
Agustín de Hipona
Agustín de Hipona (354-430) vivió en
la época final del Imperio romano de
Occidente y se convirtió al cristianismo
siendo ya adulto. Más tarde, se ordena-
ría sacerdote y llegaría a ser proclama-
do Doctor de la Iglesia.
Su pensamiento filosófico —resultado
de una síntesis entre el platonismo y el
cristianismo— consiste en realizar un
viaje a la interioridad del propio yo para
descubrir allí el vínculo que nos une a
Dios. Este descubrimiento nos empuja
a amarlo y, así, el ser humano alcan-
za la plenitud máxima a la que puede
aspirar.
1
polis:
en la antigua Grecia, Estado au-
tónomo constituido por una ciudad y
un pequeño territorio.
2
autarquía:
dominio de sí mismo.