Alumno - page 28

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Bloque II.
Ser humano y cultura
Entre las posiciones indeterministas más radicales, cabe destacar la del
existencialis-
mo.
Este defiende que cada persona, al nacer, llega al mundo equipada únicamente
con su libertad. Esta libertad es la que le permite elegir entre distintas posibilidades.
No podemos dejar de ser libres; estamos condenados a serlo.
Los existencialistas sostienen que, con cada elección que realiza el individuo, este se
construye a sí mismo, es decir, se va dotando de una esencia que no tenía al nacer.
Por otra parte, cada vez que un sujeto realiza una elección, renuncia a otras posi-
bilidades que se le cierran ya para siempre. A medida que se elige, se construye la
propia esencia, pero se pierde irremediablemente libertad.
La libertad humana tiene su contrapartida en la responsabilidad. Si somos libres
para elegir hacer o no hacer algo, seremos responsables de aquello que hagamos o
dejemos de hacer.
La
responsabilidad
es la obligación de hacernos cargo de las consecuencias que
se deriven de nuestras acciones o de la ausencia de ellas.
Los deterministas, al negar la libertad del ser
humano, no pueden imputarle una responsabi-
lidad por lo que hace. Del mismo modo que si
una casa se derrumba y mata a sus ocupantes a
nadie se le ocurriría responsabilizar a la casa de
lo ocurrido, así tampoco el ser humano es res-
ponsable de lo que hace si no pudo haber hecho
otra cosa diferente de lo que efectivamente hizo.
Los indeterministas, en cambio, sí pueden impu-
tar responsabilidad al ser humano por las accio-
nes llevadas a cabo, puesto que lo consideran un
agente libre.
El problema de los indeterministas surge cuando
tienen que precisar de qué es responsable quien
actúa libremente. Además de sujetos libres, so-
mos también seres racionales y, por tanto, cuan-
do actuamos debemos prever las consecuencias
de nuestras acciones. Pero es cierto que, a veces,
resultan imprevisibles. Parece claro que somos
responsables de las consecuencias previstas de
nuestras acciones, pero ¿qué ocurre con las im-
previstas?
Una posible solución a este conflicto consiste en
distinguir, dentro de las consecuencias impre-
vistas, aquellas que eran previsibles de las que
eran completamente imprevisibles. De acuerdo
con esta distinción, los seres humanos seríamos
responsables tanto de las consecuencias previstas
como de las previsibles, pero no lo seríamos de
las imprevisibles
Jean-Paul Sartre, filósofo francés del
siglo
XX
, fue de los más destacados re-
presentantes del existencialismo.
En 1964 fue propuesto para el premio
Nobel de Literatura, pero lo rechazó.
Sartre fue, además, un activista político de
izquierdas, militante del Partido Comunis-
ta francés y defensor de la Revolución
cultural china y de la Revolución cubana.
EL PERSONAJE
Jean-Paul Sartre
Condenados a ser libres
¿Qué significa aquí que la existen-
cia precede a la esencia? Significa
que el hombre empieza por existir,
se encuentra, surge en el mundo,
y que después se define. El hom-
bre, tal como lo concibe el exis-
tencialista, si no es definible, es
porque empieza por no ser nada.
Solo será después, y será tal como
se haya hecho. […]
Si, por otra parte, Dios no existe,
no encontramos frente a noso-
tros valores u órdenes que legi-
timen nuestra conducta. Así, no
tenemos ni detrás ni delante de
nosotros, en el dominio luminoso
de los valores, justificaciones o ex-
cusas. Estamos solos, sin excusas.
Es lo que expresaré diciendo que
el hombre está condenado a ser li-
bre. Condenado, porque no se ha
creado a sí mismo, y sin embargo,
por otro lado, libre, porque una
vez arrojado al mundo es respon-
sable de todo lo que hace.
Jean-Paul S
ARTRE
El existencialismo es un humanismo,
Edhasa
Paz y libertad,
de J. de Ávalos. La libertad
resulta inherente al hombre y es, quizás,
su don más valioso, porque empapa y de-
fine toda su actuación.
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