Profesor - page 19

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El teatro europeo del siglo
XVII
TEXTOS DE SHAKESPEARE.
Ricardo III.
Hamlet
(página 59)
Seré un malvado
R
ICARDO
III.
—Ya el invierno de nuestro descontento
es verano radiante con este sol de York,
y las nubes que amenazaban nuestra casa
yacen en el seno profundo del océano.
Ya el laurel victorioso ciñe nuestra frente,
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los rotos arneses son trofeos colgantes,
las llamadas a las armas, alegres reuniones,
las temibles marchas, deliciosas danzas.
Ya el guerrero ha suavizado la mirada torva
y, en vez de montar armados corceles
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para espanto de medrosos adversarios,
brinca grácil en la alcoba de una dama
al conjuro lascivo de un laúd.
Mas yo, que para juegos galantes no estoy hecho,
ni para cortejar a un espejo amoroso;
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yo, que estoy mal acuñado, sin majestad de amor
para contonearme ante bellezas cimbreantes;
yo, privado de figura y proporción,
burlado en apostura por falaz naturaleza,
deforme, inacabado, traído a medio hacer
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antes de tiempo a este mundo vivo,
y tan tosco y mal trazado que los perros
me ladran cuando paso renqueando;
yo, en fin, en este tiempo plácido de paz
no tengo más fruición que el pasatiempo
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de ver mi propia sombra bajo el sol
y disertar sobre mis deformidades.
Por eso, al no poder como un enamorado
recrearme en estos días tan melifluos,
he decidido que seré un malvado
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y que odiaré los vanos placeres de estos días.
He urdido tramas, siniestros preámbulos,
con sueños, libelos y ebrias profecías,
para que mi hermano Clarence y el monarca
se enfrenten con odio mortal el uno al otro;
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y si el rey Eduardo es tan íntegro y tan puro
cual yo ladino, falso y traicionero,
a Clarence meterán hoy en la jaula,
pues será G, como está profetizado,
el que asesine a los hijos de Eduardo.
40
William
S
HAKESPEARE
Ricardo III,
Espasa Calpe
Análisis de textos
1.
Escucha el parlamento de Ricardo III. ¿Qué anuncia
el personaje? ¿A qué se dedicarán entonces los días?
¿Por qué para él no es propicia esta circunstancia?
Se anuncia un periodo de alegría y esplendor para York, puesto
que el descontento (invierno) se convierte en alegría (verano).
Esta alegría se debe a la consecución de la victoria (verso 5),
que tiñe de alegría todo el condado. De tal modo, en vez de
guerras se dedicarán a las reuniones alegres, y los caballeros,
en vez de acudir a las armas, se dedicarán al amor (vv. 12-13).
Sin embargo, para Ricardo III no es propicio este momento,
porque debido a su figura contrahecha, que se refleja tam-
bién en su agriado carácter, no hay espacio ni para la alegría
ni para el amor. Por ello, se lamenta, pues sin la excusa de la
guerra el tiempo se convierte en una permanente y dolorosa
reflexión sobre su condición desafortunada.
2.
Visiona la secuencia y lee el pasaje de
Hamlet.
¿A
qué dilema se enfrenta el protagonista?
Se trata de un dilema presentado en términos ontológicos:
ser
o
no ser. Ser,
es decir, existir, continuar viviendo, implica
tener que hacer frente a cada una de las heridas que el des-
tino le ha reservado. Hamlet está sufriendo este dolor desde
que ha visto a su madre entregarse a su tío, renunciando
a la promesa de fidelidad y a la memoria de su marido, lo
que es aún más insoportable para el príncipe cuando conoce
que el nuevo rey es el asesino de su padre. Esta suma de
acciones horrendas se convierten en una dolorosa sucesión
de ataques a la integridad de Hamlet, que habrá de afrontar
mientras viva. Por ello, se plantea también
no ser,
es decir,
dejar de existir. Esta decisión acabaría con los problemas y
se convertiría en una suerte de sueño para el protagonista.
Soluciones de las actividades del
Libro del alumno
Ser o no ser
H
AMLET
.—
Ser o no ser, esa es la cuestión:
si es más noble para el alma soportar
las flechas y pedradas de la áspera Fortuna
o armarse contra un mar de adversidades
y darles fin en el encuentro. Morir: dormir,
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nada más. Y si durmiendo terminaran
las angustias y los mil ataques naturales
herencia de la carne, sería una conclusión
seriamente deseable. Morir, dormir:
dormir, tal vez soñar. Sí, ese es el estorbo;
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pues qué podríamos soñar en nuestro sueño eterno,
ya libres del agobio terrenal,
es una consideración que frena el juicio
y da tan larga vida a la desgracia. Pues, ¿quién
soportaría los azotes e injurias de este mundo,
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el desmán del tirano, la afrenta del soberbio,
las penas del amor menospreciado,
la tardanza de la ley, la arrogancia del cargo,
los insultos que sufre la paciencia,
pudiendo cerrar cuentas uno mismo
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con un simple puñal? ¿Quién lleva esas cargas,
gimiendo y sudando bajo el peso de esta vida,
si no es porque el temor al más allá,
la tierra inexplorada de cuyas fronteras
ningún viajero vuelve, detiene los sentidos
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y nos hace soportar los males que tenemos
antes que huir hacia otros que ignoramos?
La conciencia nos vuelve unos cobardes,
el color natural de nuestro ánimo
se mustia con el pálido matiz del pensamiento,
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y empresas de gran peso y entidad
por tal motivo se desvían de su curso
y ya no son acción.
William
S
HAKESPEARE
Hamlet,
Espasa Calpe
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