Profesor - page 26

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El teatro europeo del siglo
XVII
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4.
Explica el contenido del poema
Instante.
El poema de la escritora polaca Wisława Szymborska juega
con la dualidad espacio-tiempo: como su propio título indica,
lo que describe es un momento, fijado en un tiempo pre-
ciso, de exaltación sensorial; sin embargo, ese momento viene
determinado por un entorno a modo de
locus amoenus
. El
éxtasis que se experimenta en ese lugar hace que el momen-
to vivido tenga una naturaleza intemporal, puesto que la voz
poética solicita que sea eterno, que permanezca inalterable
en el tiempo, sublimando la humildad del paisaje hasta con-
vertirla en una suerte de paraíso.
5.
Busca otro texto cuyo tema sea el paso del tiempo y
léelo en voz alta ante tus compañeros.
R
ESPUESTA
LIBRE
.
[De entre la vasta literatura que se centra en
este tema podríamos escoger desde textos castellanos que
el alumno conoce por literatura española (Lope, Quevedo,
Manrique, Machado, Juan Ramón Jiménez) a textos de la
literatura universal, desde la Antigüedad clásica (Catulo, Vir-
gilio, Horacio) hasta los textos más actuales, pasando por
grandes hitos de cada periodo y nación (Leopardi, Proust,
Whitman, Scott Fitzgerald)].
COMENTARIO DE TEXTO.
El sueño de una
noche de verano
(página 69)
Análisis del contenido
1.
Escucha el fragmento y resume su contenido.
Al encontrarse Lisandro con su amada Hermia, comprueba
la tristeza de esta debida a las trabas que se le pueden poner
al amor. Resignada, asume la imposibilidad de dar libertad a
sus sentimientos, pero Lisandro le propone escaparse y ca-
sarse allí donde las leyes permitirían su enlace. Hermia acep-
ta y hace votos para llevar a cabo la propuesta.
2.
¿Cuál es, a tu juicio, el tema principal del texto?
El tema principal del texto es la superación, gracias al amor,
de cualquier obstáculo terrenal, siempre que así lo desee la
voluntad de los amantes.
Esto corresponde en cierto modo al tópico literario de
omnia
vincit amor.
Instante
Camino por la ladera de una verdeante colina.
Hierba, florecillas en la hierba,
como si fuera un cuadro para niños.
Un neblinoso cielo ya azulea.
Una vista sobre otras colinas se extiende en silencio.
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[…] Son las nueve y media hora local.
Todo está en su sitio en ordenada armonía.
En el valle un pequeño arroyo cual pequeño arroyo.
Un sendero en forma de sendero desde siempre
hasta siempre.
Un bosque que aparenta un bosque por los siglos
de los siglos, amén.
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Y en lo alto unos pájaros que vuelan en su papel
de pájaros que vuelan.
Hasta donde alcanza la vista, aquí reina el instante.
Uno de esos terrenales instantes
a los que se pide que duren.
Wyslawa
S
ZYMBORSKA
Mil años de poesía europea,
BackList
H
ERMIA
.—
Tal vez por falta de lluvia, que bien podría darles con
diluvios de mis ojos.
L
ISANDRO
.—
¡Ay de mí! A juzgar por lo que he leído o lo que he
oído de casos reales o fábulas, el río del amor jamás fluyó
tranquilo. O había diferencia de rango…
H
ERMIA
.—
¡Qué cruz! Ser noble y no poder prendarse del hu-
milde.
L
ISANDRO
.
… o edades dispares y no hacían pareja.
H
ERMIA
.—
¡Qué cruel! Ser vieja y no poder casarse con un joven.
L
ISANDRO
.
—O depender de la elección de los tuyos.
H
ERMIA
.—
¡Ah, infierno! ¡Que elijan nuestro amor ojos de otros!
L
ISANDRO
.—
O, si había consonancia en la elección, asediaban
al amor enfermedad, guerra o muerte, volviéndolo fugaz
como un sonido, veloz como una sombra, efímero cual sue-
ño, breve cual relámpago que, en la noche oscura, alumbra
en su arrebato cielo y tierra y, antes que podamos decir
«¡mira!», lo devoran las fauces de las sombras. Así de rápi-
do perecen ilusiones.
H
ERMIA
.—
Si los amantes encontraban siempre estorbos, será
porque es ley del destino. Soportemos pacientes nuestra
pena, pues es cruz que de antiguo se ha llevado, y tan pro-
pia del amor como los sueños, suspiros, ansias, deseos y
llanto que siempre le acompañan.
L
ISANDRO
.—
Buen parecer. Entonces, oye, Hermia: tengo una
tía viuda, señora de grandes rentas y sin hijos. Reside a siete
leguas de Atenas, y yo soy para ella como su único hijo. Allí,
querida Hermia, puedo desposarte; allí no pueden seguir-
nos las rígidas leyes atenienses. Así que, si me quieres, escá-
pate esta noche de casa de tu padre y, en el bosque, a una
legua de la villa, donde una vez te vi con Helena celebrando
las fiestas de mayo, allí te esperaré.
H
ERMIA
.—
Gentil Lisandro, por el arco más fuerte de Cupido,
por su flecha mejor de punta de oro, por las palomas de
Venus, candorosas, por lo que une almas y al amor exhor-
ta, por el fuego en que ardió Dido de Cartago cuando vio
zarpar al falso troyano, por cuantas promesas el hombre
vulnera (más de las que nunca mujeres hicieran), te juro
que en ese lugar que me has dicho mañana sin falta me
veré contigo.
William
S
HAKESPEARE
El sueño de una noche de verano,
en
Teatro selecto,
Espasa Calpe
Acto I, escena I
H
ERMIA
.—
Suplico, señor, que me perdones. No sé lo que me
ha dado valor ni si es conveniente a mi recato defender ante
ti mi pensamiento. Mas te ruego, mi señor, que me digas
lo peor que puede sucederme si me niego a casarme con
Demetrio.
T
ESEO
.—
La pena de muerte o renunciar para siempre al trato
con los hombres. Por tanto, bella Hermia, examina tus de-
seos y mide bien tus sentimientos. […]
(Salen todos menos
L
ISANDRO
y H
ERMIA
).
L
ISANDRO
.—
¿Qué tal, mi amor? ¿Por qué tan pálida? ¿Cómo
es que tus rosas se han mustiado tan deprisa?
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