Profesor - page 24

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El teatro europeo del siglo
XVII
116
Para poner en evidencia a Tartufo ante su marido, Elmira
invita a este a esconderse bajo la mesa para que asista a la
conversación que se producirá entre ellos, en la cual la mujer
sonsacará al pretendiente —haciéndole creer que correspon-
de y acepta sus propuestas—, sus verdaderas intenciones.
20.
Copia las frases del diálogo entre este y Elmira en las
que se pone de relieve la hipocresía de este personaje.
Aunque todo el discurso es muestra de la hipocresía del per-
sonaje, pues implica la seducción de una mujer casada mos-
trando un afecto ilícito, en el pasaje se hace evidente esta
actitud cuando cuestiona los valores avalados por la religión,
argumentándolos de modo interesado: «El cielo prohíbe, en
verdad, ciertos goces; mas pueden realizarse con él algunas
transacciones…
[Es un desalmado que habla].
Según las ne-
cesidades, existe el arte de ensanchar los lazos de nuestra
conciencia y de rectificar la maldad de los actos con la pureza
de nuestras intenciones. Ya se os iniciará, señora, en esos se-
cretos: no tenéis más que dejaros guiar; satisfaced mis deseos
y no temáis; os respondo de todo y cargo con el pecado».
El elemento que marca el colmo del cinismo en el personaje
es la negación de la existencia de una moral, solo importante
si se cubren las apariencias sociales: «el mal no está, señora,
más que en su excesivo ruido. El escándalo social es el que
origina la ofensa; pecar en silencio no es pecar».
21.
Localiza todas las acotaciones del texto e indica a qué
aspectos de la representación hacen referencia.
Algunas de las acotaciones únicamente hacen referencia a
aspectos de disposición y escenografía: «T
ARTUFO
, E
LMIRA
, y
O
RGÓN
, debajo de la mesa», así como de desarrollo de la
acción: «T
ARTUFO
cierra la puerta y vuelve».
Además, encontramos acotaciones que ayudan al lector a
percibir la actuación de Elmira, para marcar el juego con que
pretende desenmascarar a Tartufo: «Tosiendo, avisando a su
marido»; «E
LMIRA
vuelve a toser».
Por último, hay una insólita acotación en la que parece que es
el propio autor el que justifica la actuación de su personaje:
ante la atrocidad de su parlamento, que ataca directamente
los valores religiosos, la acotación ha de marcar claramente
el distanciamiento de posiciones y la condena expresa: «Es
un desalmado que habla».
22.
Analiza los mecanismos de comicidad empleados por
Molière en este fragmento de
Tartufo
.
La comicidad de este pasaje se concentra en dos elementos.
Por un lado, la propia naturaleza del personaje de Tartufo,
suficientemente desprestigiado ya en la obra para que el
espectador de la época asuma como un mero dislate tanto
su comportamiento como sus reflexiones. Por otro lado, la
comicidad reside en un clásico juego escénico en el que un
personaje actúa sin saber que está siendo oído por quien,
en este caso, es el antagonista y el que está siendo traicionado,
aunque desde una postura tan poco digna como encontrar-
se debajo de la mesa. A ello se añade el hecho de que la
mujer una y otra vez reclame la actuación de su marido
mediante las toses, pero este se rezaga, potenciando la comi-
cidad al ver que la mujer comienza a sentirse incómoda en
esa situación de acoso que está sufriendo.
ENFOQUES LITERARIOS.
El paso del tiempo
(página 66-67)
Análisis comparativo
1.
Lee el texto de san Agustín y explica su contenido.
Se trata de uno de los más recurrentes textos de san Agus-
tín, en el que plantea la concepción ontológica del tiempo
y, por tanto, de cuanto hay en el mundo. Para el santo,
es imposible expresar de una manera clara, directa y com-
prensible la naturaleza del tiempo. Se trata de un concepto
comprensible y que condiciona al hombre, pero al mismo
T
ARTUFO
.—
Si mis homenajes miráis benévolamente, ¿por qué
negarme ahora la prueba definitiva?
E
LMIRA
.—
¿Y cómo consentir en lo que deseáis sin ofender a
ese cielo que tanto os preocupa?
T
ARTUFO
.—
Si es solamente el cielo lo que se opone a mis deseos,
apartar tal obstáculo es fácil para mí, y por ello no debe
contenerse vuestro corazón.
E
LMIRA
.—
¡Mas nos atemorizan tanto con los decretos de la
providencia!
T
ARTUFO
.—
Yo puedo disiparos esos temores ridículos, señora;
conozco el arte de acallar los escrúpulos. El cielo prohíbe,
en verdad, ciertos goces; mas pueden realizarse con él algu-
nas transacciones…
(Es un desalmado que habla).
Según las
necesidades, existe el arte de ensanchar los lazos de nues-
tra conciencia y de rectificar la maldad de los actos con la
pureza de nuestras intenciones. Ya se os iniciará, señora, en
esos secretos: no tenéis más que dejaros guiar; satisfaced
mis deseos y no temáis; os respondo de todo y cargo con el
pecado.
(E
LMIRA
vuelve a toser).
Toséis mucho, señora.
E
LMIRA
.—
Sí, mucho. ¡Es mi cruz!
T
ARTUFO
.—
¿Queréis, para aliviaros, un poco de regaliz?
E
LMIRA
.—
Es un catarro mal curado, sin duda; y bien que no
servirán de nada todos los regalices del mundo.
T
ARTUFO
.—
Es realmente molesto.
E
LMIRA
.—
Sí, más de lo que puede suponerse.
T
ARTUFO
.—
[…] Vuestro escrúpulo es fácil de deshacer. Podéis
estar segura del secreto absoluto: el mal no está, señora,
más que en su excesivo ruido. El escándalo social es el que
origina la ofensa; pecar en silencio no es pecar.
E
LMIRA
.—
En fin: veo que es forzoso resignarse a ceder; que
debo consentir en concedéroslo.
M
OLIÈRE
Tartufo,
Edaf
Pasado, presente, futuro
¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera
explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo único que digo
con seguridad es que sé que si nada pasara, no habría tiempo
pasado, y si nada viniera, no habría tiempo futuro, y si nada
existiera, no habría tiempo presente. Pero esos dos tiempos,
el pasado y el futuro, ¿cómo pueden existir, si el pasado ya no
existe y el futuro todavía no existe? En cuanto al presente, si
siempre fuera presente y no llegara a ser pasado, ya no sería
tiempo, sino eternidad. Y si el presente, para ser tiempo, nece-
sita que llegue a ser pasado, ¿cómo decimos que existe el pre-
sente, si su razón de ser consiste en dejar de ser, de modo que
en realidad no podemos decir que existe el tiempo sino en
cuanto tiende a no existir?
S
AN
A
GUSTÍN
Las confesiones,
Akal
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